Antiguamente la ginebra se almacenaba en barricas de roble, adquiriendo tonos ámbar y oro viejo, así como los matices y aromas aportados por la noble madera tostada.
Posteriormente, las ginebras comenzaron a embotellarse directamente desde el alambique, mostrando una apariencia transparente y exhibiendo un distintivo aroma a enebro.
En La Clandestilería volvemos al origen. Recuperamos los sabores, aromas y colores de antaño a través de dos versiones de Gin Roders, creando la “botella única” mediante el método Oak Master de añejado orgánico. Se logra así cierta complejidad en el destilado, atenuando la presencia del enebro y se aportan otras notas derivadas de la madera como vainilla, caramelo y especias tostadas.
Con este roble francés conseguimos sabores suaves y delicados. Ligeros aromas especiados y gusto seco, presencia de taninos, vainilla, frutos secos y miel.
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